Hoy te conocí pequeño Angel, muy malito, sin remedio para seguir viviendo.
Te vieron y no hicieron nada por ti, hasta anoche que te metieron en una caja y ahí te dejaron.
Paralítico, con las caderas hechas migas y una gusanera en el ano que te había comido todo por dentro y por fuera. ¿Quien atropella algo y no se da cuenta? O simplemente eras un simple gato… Un gato con vida y tú se la quitaste.
Hoy nos enteramos y corriendo al veterinario, nada que hacer ya, ni siquiera dijo nada, ni abrió sus ojitos. En ese momento te puse nombre Ángel, por todo tu sufrimiento hasta llegar a nosotros.
No te conocí nada más que unos minutos, pero te hemos llorado como uno más de los nuestros.
Te has ido abrazado, besándote y hablándote despacito al oído, dejando tranquilamente que tu sufrimiento desapareciera.
Los gatos sois mágicos y sé que tú estará siempre cerca de nosotros. Pequeño Ángel, descansa en paz en el cielo de los animales. Ya no habrás pasado por este mundo sin que te conozcan, pequeño, ya no serás como un gato más de la calle de los que son invisibles para mucha gente.